Introducción
La memoria se ha definido como una función cognitiva compleja que hace posible el registro, almacenamiento y recuperación de información. Permite almacenar experiencias y percepciones adquiridas por medio del aprendizaje para evocarlas posteriormente contribuyendo de forma importante en la independencia, adaptación y productividad de las personas1,2. El olvido es el síntoma que caracteriza a los trastornos de memoria, se manifiesta mediante la dificultad o imposibilidad de recordar algo, o bien por la presencia de un recuerdo erróneo. Es habitual que aquello que no posee una significación importante, es decir, que no se relaciona con los intereses personales, que no corresponde a necesidades o que no ocupa un lugar prioritario en las actividades, no genere el suficiente refuerzo que conduzca al almacenamiento. Se ha demostrado que la información que posee una fuerte carga emocional o se relaciona con intereses personales se conserva mejor en la memoria2. Es normal tener fallas de memoria de forma ocasional y también es común que, al envejecer, las personas refieran mayor frecuencia de olvidos cotidianos sin que esto sea necesariamente secundario a la presencia de deterioro neurológico, sin embargo algunas personas experimentan dificultades cognitivas de forma habitual y persistente que finalmente interfieren en la realización de sus actividades. Las alteraciones de la memoria abarcan desde episodios transitorios o discretos, hasta dificultades más persistentes como sucede en el caso de los síndromes amnésicos y la demencia, así mismo se ha reportado que estas alteraciones también se presentan como parte del deterioro cognitivo y en algunas afecciones en donde no hay un trastorno orgánico observable.
En el caso de los estados amnésicos, estos se clasifican considerando, por un lado, aquellos en los que se presume una patología cerebral que subyace al déficit y por otro, los que son determinados por un trastorno funcional3,4; así mismo, es común que en las clínicas de memoria se atienda principalmente a pacientes con sospecha de demencia u otras condiciones orgánicas que subyacen al trastorno de memoria3,5–8, sin embargo también se ha reportado una proporción considerable de pacientes en los que puede no existir una causa estructural, metabólica, tóxica o neurodegenerativa, por lo que se presume como un trastorno funcional4,7.
En el mundo la demencia es considerada el principal o más frecuente trastorno de memoria, con una prevalencia del 5 al 10% en personas mayores de 65 años, llegando al 50% en mayores de 85, con una tasa anual de incidencia del 0.1% a los 60 y hasta del 8.6% después de los 95 años. Como segundo trastorno que involucra a la memoria se encuentra el deterioro cognitivo, el cual se reporta con una prevalencia del 7% en la población general a nivel mundial9, así mismo, en Latinoamérica se reporta una prevalencia de demencia del 8%. En el caso de México, según datos de la Encuesta Nacional sobre Salud y Envejecimiento, la prevalencia de demencia es del 7.9%, con una incidencia de 27.3/1,000 personas al año, mientras que la prevalencia de deterioro cognitivo es del 7.3%10. Cabe destacar que en México y el mundo ambos padecimientos son más frecuentes en las mujeres y de acuerdo con las estadísticas nacionales, esto pudiera estar relacionado con una mayor esperanza de vida observada en el sexo femenino11. Por otro lado, la frecuencia de alteraciones en la memoria también es observable en personas jóvenes del sexo masculino, y considerando nuevamente las estadísticas, es posible encontrar una alta incidencia de accidentes en la vía pública y en el hogar, que dan origen a secuelas por daño cerebral adquirido12, el cual es un trastorno neurológico común, producto de una lesión cerebral súbita posterior al nacimiento que puede ser de origen traumático (accidente automovilístico, robo con violencia y caídas) y no traumático (enfermedad cerebrovascular isquémica o hemorrágica, tumores cerebrales, hipoxia cerebral e infecciones, entre otras)13.
Aunque actualmente, como se mencionó antes, existe evidencia de que una baja escolaridad (en especial en el sexo femenino) suele asociarse a la presencia de deterioro cognitivo y demencia, consideramos que es posible que los cambios observables en la generación actual de adultos mayores en México modifiquen esta tendencia, ya que la escolaridad en la población actual de adultos mayores es, por mucho, mejor que en generaciones previas, por lo que decidimos no incluir esta variable y considerarla con detalle para otro trabajo de investigación.
El objetivo del presente estudio fue analizar la incidencia de las principales patologías relacionadas con alteración de la memoria reportadas en un hospital de tercer nivel en la Ciudad de México.
Material y método
Estudio retrospectivo analítico. Participaron 142 pacientes (59.2% hombres) que fueron elegidos si tenían: a) edad ≥ 13 años, y b) diagnóstico de alteración de la memoria secundaria a daño cerebral adquirido. La edad promedio fue de 49.2 años (desviación estándar [DE]: 22, rango: 13-91), el 67.6% residía en la Ciudad de México y los niveles de estudio secundaria y bachiller, preparatoria o vocacional fueron los más frecuentes, con un 25.4% (Tabla 1).
Tabla 1. Características sociodemográficas de los pacientes
Características | Valor |
---|---|
Sexo (%) | |
Hombres | 59.2 |
Mujeres | 40.8 |
Residencia (%) | |
Ciudad de México | 67.6 |
Estado de México | 23.9 |
Morelos | 2.1 |
Michoacán, Quintana Roo, Oaxaca | 1.4 |
Baja California Sur, Hidalgo, Guerrero | 0.7 |
Nivel de estudios | |
Analfabeta | 2.1 |
Sabe leer y escribir | 2.8 |
Primaria | 19.7 |
Secundaria | 25.4 |
Bachiller, preparatoria o vocacional | 25.4 |
Licenciatura | 24.6 |
Se consultaron expedientes (enero 2015-diciembre 2019) de la base de datos del Instituto Nacional de Salud en México considerando los criterios de selección. El protocolo fue aprobado por un comité institucional de investigación y ética (número de registro 22/15). Todos los pacientes, padres o tutores habían firmado un consentimiento informado autorizando el uso de los datos con carácter anónimo.
Se realizó análisis descriptivo (medias, desviaciones estándar, frecuencias y porcentajes) para describir las características sociodemográficas y clínicas. Para determinar la existencia de asociación entre variables se calculó la chi cuadrada; para establecer diferencia estadística entre grupos se realizó la prueba H de Kruskal-Wallis y se calcularon intervalos de confianza para la media con α = 0.05. El análisis se realizó en SPSS Statistics v26 con un valor de significación de p ≤ 0.05.
Resultados
Los diagnósticos más frecuentes fueron amnesia postraumática (31.7%) y amnesia frontal (21.8%). La principal etiología fue traumatismo craneoencefálico (50%), destacando los accidentes automovilísticos (15.5%) y las caídas (10.6%). El 26.8% exhibieron alteración de la deglución, más del 50% reportó consumo de alcohol y tabaco, y el 45.1% refirió estado de ánimo negativo premórbido (Tabla 2).
Tabla 2. Características clínicas y premórbidas de los pacientes
Características | Valor |
---|---|
Diagnóstico (%) | |
Amnesia postraumática | 31.7 |
Amnesia frontal | 21.8 |
Sin trastorno orgánico | 15.5 |
Demencia vascular | 12.7 |
Deterioro cognitivo | 9.9 |
Amnesia global, hipocampal, anterógrada, retrógrada | 6.3 |
Enfermedad de Alzheimer, demencia frontotemporal | 2.1 |
Etiología | |
Traumatismo craneoencefálico | 50 |
Accidente automovilístico | 15.5 |
Caídas | 10.6 |
Asalto | 8.5 |
Atropellamiento | 7.7 |
Accidente en motocicleta | 4.2 |
Lesión por arma de fuego | 3.5 |
Evento vascular cerebral isquémico | 36.6 |
Evento vascular cerebral hemorrágico | 8.5 |
Tumor | 1.4 |
Paro cardiorrespiratorio | 1.4 |
Infeccioso | 0.7 |
Autoinmune | 0.7 |
Viral | 0.7 |
Alteración de la deglución | 26.8 |
Hábitos | |
Consumo de alcohol | 54.2 |
Tabaquismo | 52.8 |
Toxicomanías | 10.6 |
Estado de ánimo autorreportado | |
Normal | 34.5 |
Depresión | 19 |
Estado de ánimo negativo | 45.1 |
Trastorno psiquiátrico | 1.4 |
Considerando la edad de los pacientes y el diagnóstico, se encontró que el promedio de edad más alto se ubicó en los pacientes con demencia vascular 77.2 (DE: 6.7, rango: 65-89 años), obteniendo un intervalo de confianza (IC) para la media de (74-80.6), indicando que el 95% de los pacientes con este diagnóstico presentaba una edad de 74 a 80 años. Por otro lado, el promedio de edad más bajo se observó en los pacientes con diagnóstico de amnesia postraumática, 34.7 (DE: 14.1, rango: 13-73 años), obteniendo un IC para la media de (30.6-41.8), señalando que el 95% de los pacientes se encontraban en el rango de edad de 30 a 41 años (Tabla 3).
Tabla 3. Estadística descriptiva de edad e intervalos de confianza para la media (X̅) por diagnóstico
Diagnóstico | (X̅) (DE) | IC (X̅) |
---|---|---|
Amnesia postraumática | 34.7 (14.1) | (30.6-41.8) |
Demencia vascular | 77.2 (6.7) | (74-80.6) |
Deterioro cognitivo | 72.5 (10.5) | (66.4-78.5) |
Amnesia frontal | 41.4 (19.8) | (34.4-48.3) |
Sin trastorno orgánico | 49.8 (18.4) | (41.6-58) |
Amnesia global, hipocampal, anterógrada, retrógrada | 45.7 (20.5) | (30-61.6) |
Enfermedad de Alzheimer, demencia frontotemporal | 74.3 (10) | (49.4-99.2) |
DE: desviación estándar; IC: intervalo de confianza. |
El calculó de chi cuadrada mostró asociación entre las variables sexo de los pacientes con etiología, diagnóstico, consumo de alcohol, tabaquismo y toxicomanía (p < 0.005).
Se dividió la muestra total considerando el rango de edad de los participantes. En el primer grupo se consideró a los menores de 60 años, con un total de 89 pacientes, con promedio de edad de 34.2 (DE: 11.6, rango: 13-59 años). El 75.3% eran hombres, la escolaridad más frecuente secundaria (31.5%), el principal diagnóstico amnesia postraumática (46.1%), etiología de traumatismo craneoencefálico (70.7%), destacando el accidente automovilístico con un 23.6%. El 28.1% presentó alteración de la deglución y como características premórbidas destacó consumo de alcohol (62.9%) y estado de ánimo negativo (46.1%). El segundo grupo con participantes a partir de 60 años se conformó con 53 pacientes, con edad promedio de 74.3 (DE: 8, rango: 60 a 91 años), con un 67.9% de mujeres, escolaridad primaria más frecuente (39.6%), diagnóstico de demencia vascular (34%) y etiología de evento vascular cerebral isquémica (77.4%). El 24.5% presentó alteración de la deglución y como características premórbidas destacaron el tabaquismo (49.1%) y el estado de ánimo negativo (43.4%). Se encontró diferencia entre grupos para nivel de estudios, diagnóstico, etiología, consumo de alcohol y toxicomanías (p < 0.005) (Tabla 4).
Tabla 4. Características clínicas y premórbidas de los pacientes considerando la edad
Características | < 60 años | > 60 años | p |
---|---|---|---|
Nivel de estudios (%) | 0.001* | ||
Analfabeta | 1.1 | 3.8 | |
Sabe leer y escribir | – | 5.7 | |
Primaria | 10.1 | 39.6 | |
Secundaria | 31.5 | 13.2 | |
Bachiller, preparatoria o vocacional | 30.3 | 17 | |
Licenciatura | 27 | 20.8 | |
Diagnóstico | 0.025* | ||
Amnesia postraumática | 46.1 | 7.5 | |
Demencia vascular | – | 34 | |
Amnesia frontal | 28.1 | 11.3 | |
Deterioro cognitivo | – | 26.4 | |
Enfermedad de Alzheimer, demencia frontotemporal | – | 5.7 | |
Sin trastorno orgánico | 18 | 11.3 | |
Amnesia global, hipocampal, anterógrada, retrógrada | 7.9 | 3.8 | |
Etiología | 0.000* | ||
Traumatismo craneoencefálico | 70.7 | 15.1 | |
Accidente automovilístico | 23.6 | 1.9 | |
Caídas | 11.2 | 9.4 | |
Asalto | 12.4 | 1.9 | |
Atropellamiento | 11.2 | 1.9 | |
Accidente en motocicleta | 6.7 | – | |
Arma de fuego | 5.6 | – | |
Evento vascular cerebral isquémico | 13.5 | 77.4 | |
Evento vascular cerebral hemorrágico | 10.1 | 5.7 | |
Tumor | 1.1 | 1.9 | |
Paro cardiorrespiratorio | 2.2 | – | |
Autoinmune | 1.1 | – | |
Viral | 1.1 | – | |
Alteración de la deglución | 28.1 | 24.5 | 0.644 |
Hábitos | |||
Consumo de alcohol | 62.9 | 39.6 | 0.007* |
Tabaquismo | 55.1 | 49.1 | 0.490 |
Toxicomanías | 14.6 | 3.8 | 0.043* |
Estado de ánimo autorreportado | |||
Normal | 40.4 | 24.5 | 0.501 |
Depresión | 11.2 | 32.1 | |
Estado de ánimo negativo | 46.1 | 43.4 | |
Trastorno psiquiátrico | 2.2 | – | |
Valor significativo. |
El calculó de chi cuadrada mostró que la variable sexo se asoció en el grupo de mayores de 60 años con consumo de alcohol y tabaquismo y en el grupo de menor edad con tabaquismo y toxicomanía (p < 0.005).
Se realizó una segunda división considerando el sexo de los pacientes, de tal manera que el grupo de hombres se conformó por 84 pacientes, con una edad promedio de 41.7 (DE: 19.4, rango: 13 a 89 años), escolaridad de licenciatura como las más frecuente (28.6%), diagnóstico de amnesia postraumática (45.2%) y etiología de traumatismo craneoencefálico (65.5%). Se encontró alteración de la deglución en el 27.4%, y como características premórbidas: consumo de alcohol en el 70.2% y estado de ánimo negativo en el 45.2%. El grupo de mujeres se conformó por 58 pacientes, con un promedio de edad de 59.9 (DE: 21.2, rango: 18 a 91 años), destacando primaria como nivel de estudios más frecuente (29.3%), demencia vascular como principal diagnóstico (20.7%) y etiología de evento vascular isquémica (55.2%). Se observó alteración de la deglución en el 25.9% y como características premórbidas tabaquismo en el 32.8% y estado de ánimo negativo en el 44.8%. Se encontró diferencia entre grupos para las variables diagnóstico, etiología, consumo de alcohol, tabaquismo y toxicomanías (Tabla 5).
Tabla 5. Características clínicas y premórbidas de los pacientes considerando el género
Características Nivel de estudios |
Hombres (%) | Mujeres (%) | p 0.070 |
---|---|---|---|
Analfabeta | 1.2 | 3.4 | |
Sabe leer y escribir | 2.4 | 3.4 | |
Primaria | 13.1 | 29.3 | |
Secundaria | 31 | 17.2 | |
Bachiller, preparatoria o vocacional | 23.8 | 27.6 | |
Licenciatura | 28.6 | 19 | |
Diagnóstico | 0.000* | ||
Amnesia postraumática | 45.2 | 12.1 | |
Demencia vascular | 7.1 | 20.7 | |
Amnesia frontal | 23.8 | 19 | |
Deterioro cognitivo | 4.8 | 17.2 | |
Enfermedad de Alzheimer, demencia frontotemporal | – | 5.2 | |
Sin trastorno orgánico | 13.1 | 19 | |
Amnesia global, hipocampal, anterógrada, retrógrada | 6 | 6.9 | |
Etiología | 0.000* | ||
Traumatismo craneoencefálico | 65.5 | 27.6 | |
Accidente automovilístico | 19 | 10.3 | |
Caídas | 11.9 | 8.6 | |
Asalto | 13.1 | 1.7 | |
Atropellamiento | 9.5 | 5.2 | |
Accidente en motocicleta | 6 | 1.7 | |
Arma de fuego | 6 | – | |
Evento vascular cerebral isquémico | 23.8 | 55.2 | |
Evento vascular cerebral hemorrágico | 7.1 | 10.3 | |
Tumor | – | 3.4 | |
Paro cardiorrespiratorio | 2.4 | – | |
Infeccioso | – | 1.7 | |
Autoinmune | 1.2 | – | |
Viral | – | 1.7 | |
Alteración de la deglución | 27.4 | 25.9 | 0.841 |
Hábitos | |||
Consumo de alcohol | 70.2 | 31 | 0.000* |
Tabaquismo | 66.7 | 32.8 | 0.000* |
Toxicomanías | 16.7 | 1.7 | 0.005* |
Estado de ánimo autorreportado | 0.795 | ||
Normal | 36.9 | 31 | |
Depresión | 15.5 | 24.1 | |
Estado de ánimo negativo | 45.2 | 44.8 | |
Trastorno psiquiátrico | 2.4 | – | |
*Valor significativo. |
El calculó chi cuadrada mostró asociación entre las variables etiología y diagnóstico (p < 0.005).
Discusión
Los resultados del presente estudio muestran la incidencia y características de una cohorte de pacientes con diagnóstico secundario a daño cerebral adquirido relacionado con alteración de la memoria atendidos en un hospital de tercer nivel de la Ciudad de México. Es posible que al escuchar hablar de problemas de memoria se piense inmediatamente en la alta presencia de este tipo de afecciones en la población de adultos mayores, en donde el deterioro cognitivo y las demencias suelen ser comunes y frecuentes, sin embargo en el presente estudio es posible observar que los problemas de memoria pueden aparecer y ser diagnosticados desde la niñez. Nuestros resultados muestran una importante presencia de alteraciones de memoria en población menor de 60 años, en donde los principales hallazgos dan cuenta de ello; por una lado, la amnesia postraumática, cuya alteración de la memoria se presenta como secuela a una lesión traumática, y por otro lado, el traumatismo craneoencefálico como principal causa asociada al diagnóstico. En este sentido, ambos factores son poco frecuentes en los reportes de la literatura que aluden a los problemas de memoria en la población de adultos mayores. Al calcular los IC para la media considerando la edad de los pacientes y el diagnóstico, encontramos por un lado a la demencia vascular en pacientes con edad de 74 a 80 años y por otro, a la amnesia postraumática observada en pacientes con edad de 30 a 41 años, resaltando la importancia del factor edad en el diagnóstico de estas alteraciones de la memoria. A partir de este hallazgo, en el análisis realizado considerando a los grupos «menores de 60 años» (a) y «60 años en adelante» (b) se confirma lo encontrado en los IC con respecto al diagnóstico amnesia postraumática en el grupo «a» y demencia vascular en el grupo «b». Al realizar el análisis de la muestra considerando el sexo de los pacientes encontramos que los hombres presentaron como principal diagnóstico amnesia postraumática y las mujeres demencia vascular, manteniéndose la misma etiología en los grupos de edad y sexo de los pacientes, esto es, en hombres menores de 60 años con traumatismo craneoencefálico destacando los accidentes automovilísticos y en el grupo mujeres de 60 años en adelante, el evento vascular isquémico. A partir de los resultados comentados previamente con respecto a hombres menores de 60 años encontramos mayor frecuencia de amnesia postraumática y amnesia frontal, habitualmente secundarias a lesiones traumáticas por accidente y en el que la patología principal se caracteriza por un periodo que sigue a una lesión cerebral de origen traumático, durante el cual, de acuerdo con la literatura, no pueden establecerse los recuerdos, asumiendo que el fenómeno de diasquisis y la lesión axonal difusa juegan un papel importante en la fisiopatología de esta condición14. Cabe destacar que, considerando los datos reportados en las estadísticas nacionales, es de esperar que justamente, los hombres jóvenes en México presenten estas patologías, ya que datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (2018-2019)12 refieren que los accidentes en la población de adolescentes suelen presentarse en el 5.37%, principalmente en hombres (7.6 vs. 3.04% mujeres), y en especial, en edades entre 16 a 19 años. Se establece que los accidentes suelen ocurrir en la vía pública (41.9%) y en el hogar (19.06%), principalmente por caídas (46.9%) y accidentes de tránsito (27.03%). Las estadísticas también muestran que más de 37 millones de jóvenes a partir de 20 años de edad han sufrido algún accidente, y al igual que en el grupo de adolescentes afecta con mayor frecuencia a los hombres (5.5 vs. 3.67%) entre los 20 a los 34 años; contrariamente, en las mujeres se destaca que suelen presentarse a partir de los 60 años y de igual manera, los accidentes suelen ocurrir principalmente en la vía pública (41.35%) y en el hogar (27.18%). En términos generales, los accidentes de tránsito suelen ser la primera causa en población con edad de 20 a 34 años (40.87%), mientras que en el caso de la población adulta las caídas se reportan en un 50.92% y en el grupo de adultos mayores en un 74.6%12.
La mayor proporción de mujeres se encontró en los diagnósticos demencia vascular y deterioro cognitivo en el grupo a partir de 60 años. Se ha reportado en la literatura que la enfermedad cardiovascular y cerebrovascular puede generar deterioro cognitivo de origen vascular, el cual se considera la segunda causa más común de demencia y deterioro cognitivo, así mismo está descrito que con el incremento de la edad va en aumento la prevalencia de demencia vascular15. También se refiere que las mujeres son quienes presentan las tasas de incidencia más altas y las que más viven con algún tipo de diagnóstico de demencia16,17. Se ha considerado que una explicación para esto va de la mano con una mayor esperanza de vida en las mujeres18, la cual es actualmente de 75 años en México11, así como algunas cuestiones biológicas que pueden contribuir, como son el deterioro cognitivo previo de origen vascular, factores asociados con el embarazo, la menopausia acompañada de un pobre reemplazo hormonal, además de comorbilidades como diabetes, hipertensión, obesidad18 y algunos otros factores sociodemográficos como la desventaja social, el analfabetismo10 y el bajo nivel educativo19, que contribuyen a la exposición temprana a factores de riesgo que pueden alterar el proceso biológico del envejecimiento y la multimorbilidad cardiovascular y metabólica19.
En la actualidad es posible observar una modificación estructural en la pirámide poblacional, la cual no hace muchos años se caracterizaba por tener una base ancha y una cúspide aguda, en donde la base representa a la población de infantes y la cúspide a las personas con mayor cantidad de años. Actualmente, la pirámide se ha modificado mostrando una tendencia de ensanchamiento en las regiones centrales que representan a los jóvenes y adultos jóvenes, pero también esa cúspide aguda ha dejado de serlo, mostrándose cada vez más ancha, indicando que en próximos años las regiones centrales seguirán ensanchándose, esperando también un crecimiento importante de la población de adultos mayores. Esta tendencia obedece básicamente al incremento de la longevidad y la esperanza de vida. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, entre los años 2015 a 2050 la población de personas con 60 años o más incrementará de un 12 a un 22%20,21, con un importante aumento, pasando de 900 millones a 2,000 millones, y algo que es altamente destacable es el hecho de que se espera que la población mayor de 80 años se triplique y llegue a un total aproximado de 434 millones en todo el mundo21,22. En México, datos del último censo de población y vivienda muestran que la proporción de la población de 60 años y más pasó del 9.1% en 2010 al 12% en 202023 y el Consejo Nacional de Población y Vivienda refiere que en 2030 serán 20.4 millones24 y para 2050 un total aproximado de 32.45 millones25.
Estos hallazgos resaltan la necesidad de considerar acciones que disminuyan la presencia de patologías que incidan sobre el adecuado funcionamiento de la memoria. Está claro que en los jóvenes y adultos jóvenes los accidentes, ya sea por caídas o por accidentes viales, son la principal causa, por lo que se haría necesario desarrollar y difundir campañas de concienciación y prevención de accidentes sobre todo viales, con la finalidad de disminuir su presentación. Ahora bien, con respecto a los adultos mayores, es necesario informar a la población de todas las edades sobre los factores protectores que favorecen un envejecimiento saludable, esto considerando factores de protección denominados modificables, entre los que se contemplan el estilo de vida, que incluye aspectos como la dieta, la actividad física y cuestiones relacionadas con las redes de apoyo y las actividades sociales26. Así mismo, considerando el hecho de que en las mujeres las demencias y el deterioro cognitivo se presentan con mayor frecuencia, vale la pena atender lo correspondiente a la alta prevalencia de enfermedades crónico-degenerativas, las cuales en México son más comunes en las mujeres que en los hombres, como es el caso de hipertensión arterial sistémica (21.9 vs. 15.5%) y diabetes mellitus (21.8 vs. 16.8%), teniendo como prioridad su atención y control con la finalidad de prevenir o retrasar su impacto sobre otras condiciones de salud. Por último, es importante considerar el gasto en salud que representa la atención de los pacientes con demencia, que en los países en vías de desarrollo fue aproximado a los 818 millones de dólares en 2015, además de que estos pacientes tienen una alta probabilidad de desarrollar otra comorbilidad crónica que a la larga puede incrementar el gasto en salud hasta en un 300%27.
Conclusión
Los resultados de este estudio muestran que las patologías relacionadas con alteraciones en la memoria, dada su incidencia y prevalencia, pueden ser consideradas como un problema de salud pública. Tal es el caso en la actualidad de la amnesia postraumática y la amnesia frontal en hombres jóvenes, y a futuro el deterioro cognitivo y la demencia vascular en adulos mayores, especialmente por la transición demográfica y la inversión de la pirámide poblacional, que se espera vaya en aumento y en donde de acuerdo con los cálculos realizados, es muy posible que en 20 o 30 años se conviertan en un verdadero problema de salud, que además impactará de forma importante en el gasto en salud.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener conflicto de intereses.
Financiamiento
Los autores declaran no haber recibido financiación para este estudio.
Responsabilidades éticas
Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores han obtenido la aprobación del Comité de Ética para el análisis y publicación de datos clínicos obtenidos de forma rutinaria. El consentimiento informado de los pacientes no fue requerido por tratarse de un estudio observacional retrospectivo.