Percepción cultural del ictus cerebrovascular en una cohorte de pacientes mexicanos

Percepción cultural del ictus cerebrovascular en una cohorte de pacientes mexicanos

Sabatha Schravesande-de la Macorra 1, Paul D. Uribe-Jaime 2

1 Medicina de Rehabilitación Física, Ciudad de México, México; 2 Departamento de Neurología. Centro Médico ABC. Ciudad de México, México

*Correspondencia: Sabatha Schravesande-de la Macorra. Email: drasabathasch@gmail.com

Fecha de recepción: 14-07-2023

Fecha de aceptación: 12-01-2024

DOI: 10.24875/AMH.23000014

Disponible en internet: 22-03-2024

An Med ABC 2024;69(1):7-11

Resumen

Antecedentes: El reconocimiento de los síntomas de presentación del ictus es un factor crucial para el tratamiento. Los programas de educación pública acerca del ictus mejoran el reconocimiento de la enfermedad de manera temprana y con ello un tratamiento oportuno.

Objetivo: Conocer la percepción cultural de la enfermedad en pacientes mexicanos que sufrieron un ictus cerebrovascular isquémico.

Método: Estudio prospectivo, se evaluaron 120 pacientes que sufrieron un ictus cerebrovascular, entre junio del 2018 y junio del 2020. Se aplicó al paciente una encuesta. Se excluyeron pacientes con trastornos cognitivos o del lenguaje que no permitieran una adecuada comprensión de las preguntas o que impidieran una adecuada respuesta.

Resultados: El 18% de los pacientes reconocieron que sus síntomas iniciales podían ser indicativos de un ictus cerebrovascular, el 52% de los pacientes acudió de inmediato al servicio de urgencias, el 70% de los médicos pudo hacer el diagnóstico correcto y el 31% de los pacientes atribuyó el ictus a problemas médicos. Los pacientes opinaron que para su recuperación ayuda ser creyente (68%), la rehabilitación (62%) y terapias alternativas (46%).

Conclusiones: Existe desconocimiento sobre el ictus cerebrovascular en México, por lo que es importante implementar hacia el futuro estrategias de educación poblacional.

Palabras clave:  Ictus. Reconocimiento. Educación.

Contenido

Id previo:  50

Introducción

El ictus cerebrovascular es una enfermedad común. Se describe que una de cada cuatro personas tendrá un ictus cerebrovascular. Es la segunda causa principal de muerte y la tercera causa principal de discapacidad en adultos en todo el mundo1.

Se estima que al año en todo el mundo hay 9.6 millones de ictus isquémicos y 4.1 millones de ictus hemorrágicos, con una incidencia relativamente estable en países de ingresos altos, pero una incidencia creciente en los países de bajos y medianos ingresos2.

En el 2021 se informó que el ictus cerebrovascular en México fue la séptima causa de muerte en la población general al ocasionar 37,000,453 muertes, con una incidencia de 118 casos por cada 100,000 habitantes, lo que equivale a 170,000 pacientes al año afectados con ictus cerebrovascular3.

El ictus cerebrovascular se define como un déficit neurológico atribuido a una lesión focal aguda del sistema nervioso central (cerebro, retina o médula espinal) por una causa vascular4. El ictus cerebrovascular isquémico ocurre por la reducción del flujo sanguíneo, generalmente como resultado de una oclusión arterial1.

Aproximadamente el 90% de los casos de ictus cerebrovascular son atribuibles a factores de riesgo modificables. El factor de riesgo con mayor repercusión es la presión arterial alta. El tabaquismo, la diabetes mellitus, la hiperlipidemia y la inactividad física son factores de riesgos que precisan intervenciones normativas y comunitarias para modificar el estilo de vida del paciente5. El ictus cerebrovascular es un problema de salud pública, por lo que reducir los factores de riesgo disminuye la probabilidad de sufrir un evento.

La muerte o la discapacidad en personas que sufren un ictus cerebrovascular se puede evitar, siempre y cuando las personas reciban tratamiento hospitalario en las primeras 4.5 horas, por lo que el reconocimiento temprano del ictus cerebrovascular es de suma importancia6.

El reconocimiento rápido de las señales de advertencia del ictus cerebrovascular es un factor crucial en el tratamiento agudo del ictus. Se han implementado diferentes escalas de valoración prehospitalaria. Rudd et al., en el 2015, reportaron que las escalas de FAST (face, arms, speech, time) y Cincinnati son las de más alta sensibilidad y la LAPSS (Los Angeles Prehospital Stroke Scale) es la de mayor especificidad7. El uso de estas escalas permiten una atención rápida y precisa de los pacientes con una alta sospecha de ictus.

Los programas de educación pública acerca de los signos y síntomas del ictus mejoran el reconocimiento de la enfermedad de manera temprana y con ello un tratamiento oportuno8.

Objetivo

Conocer la percepción cultural de la enfermedad en pacientes mexicanos que sufrieron un ictus cerebrovascular isquémico.

Método

Es un estudio prospectivo, en el cual el objetivo fue conocer, mediante la aplicación de un cuestionario, la percepción cultural de la enfermedad en pacientes mexicanos que sufrieron un ictus cerebrovascular isquémico, en el periodo comprendido entre junio del 2018 y junio del 2020.

En total se evaluaron 120 pacientes (64.8% hombres), con edad entre 31 y 78 años (media: 65.5), que sufrieron un ictus cerebrovascular isquémico, en el periodo comprendido entre junio del 2018 y junio del 2020. Se aplicó, previo consentimiento informado, una encuesta una vez egresado el paciente del hospital. Se excluyeron aquellos pacientes con trastornos cognitivos o del lenguaje mayores que no permitieran una adecuada comprensión de las preguntas o que impidieran una adecuada expresión de las respuestas.

La encuesta incluyó las siguientes preguntas:

  • ¿Cuál es su nivel de escolaridad?
  • ¿Quién se hará cargo de su cuidado?
  • ¿Dejará de trabajar de forma permanente?
  • ¿Cuál fue su primera respuesta tras comenzar con los síntomas?
  • ¿Pudo reconocer por sus síntomas que se trataba de un ictus?
  • Si tuviera un nuevo ictus, ¿lo reconocería de inmediato?
  • El primer médico que lo atendió, ¿sospechó de inmediato que se trataba de un ictus?
  • ¿Qué factores identifica como causantes del ictus?
  • ¿Cuál sería su principal fuente de confianza para aprender sobre ictus?
  • ¿Sabía con anterioridad lo que es un ictus cerebrovascular?
  • ¿Es practicante de alguna religión?
  • ¿Considera que ser creyente le ayudará en su recuperación?
  • ¿Está convencido de que la rehabilitación es importante para su recuperación?
  • ¿Buscaría alguna terapia alternativa para su enfermedad?
  • ¿Qué temores tiene después de haber padecido un ictus?

Resultados

En relación con el grado máximo de estudios, el 54% de los pacientes tuvo un grado académico universitario, el 22% posgrado, el 18% bachillerato y el 6% primaria. El 29% de los individuos refirió que no contaría con ayuda para su autocuidado; del 64% de ellos se encargaría algún familiar y el 7% contrataría a un cuidador o enfermera para su cuidado. Un 38% de los pacientes planeaba dejar de trabajar de forma permanente después de haber sufrido el ictus. Una vez iniciados los síntomas del ictus, el 52% de los pacientes acudió de inmediato al servicio de urgencias, mientras que el 15% agendó primeramente una valoración médica en consulta externa, y el 33% decidieron quedarse en casa y vigilar si los síntomas remitían de manera espontánea. El 18% de los pacientes fue capaz de reconocer que sus síntomas podían ser indicativos de un ictus cerebrovascular, y un 70% de los médicos que atendieron de manera inicial a los pacientes pudo hacer el diagnóstico de ictus cerebrovascular en un primer momento. El 92% de los encuestados respondió que en caso de presentar un nuevo ictus reconocería los síntomas (Tabla 1).

Tabla 1. Análisis descriptivo cuantificado

Variable Pacientes (n = 120)
Sexo
 Masculino 78 (64.80%)
 Femenino 42 (35.20%)
¿Cuál es su nivel de escolaridad?
 Primaria, n (%) 7 (6%)
 Bachillerato, n (%) 23 (18%)
 Universidad, n (%) 64 (54%)
 Posgrado, n (%) 26 (22%)
¿Quién se hará cargo de su cuidado?
 No cuenta con ayuda, n (%) 35 (29%)
 Cuidador/enfermera, n (%) 8 (7%)
 Familia, n (%) 77 (64%)
¿Dejará de trabajar de forma permanente?
 Sí, n (%) 46 (38%)
 No, n (%) 74 (62%)
¿Cuál fue su primera respuesta tras comenzar con los síntomas?
 Acudir directamente a urgencias, n (%) 62 (52%)
 Acudir con un médico a consulta externa, n (%) 18 (15%)
 Quedarme en casa y esperar mejoría, n (%) 40 (33%)
¿Pudo reconocer por sus síntomas que se trataba de un ictus?
 Sí, n (%) 22 (18%)
 No, n (%) 98 (82%)
Si tuviera un nuevo ictus, ¿lo reconocería de inmediato?
 Sí, n (%) 110 (92%)
 No, n (%) 10 (8%)
El primer médico que le atendió, ¿sospechó de inmediato que se trataba de un ictus?
 Sí, n (%) 84 (70%)
 No, n (%) 36 (30%)

Al interrogarles sobre las causas individuales que condicionaron el ictus cerebrovascular respondieron lo siguiente: el 53% lo atribuyó a estrés emocional, el 26% a padecer alguna enfermedad previa, el 5% a hábitos higiénico-dietéticos, el 10% respondió que era «cosa del destino», el 5% que «Dios así lo quiso» y el 1% decía desconocer por completo la causa. El 38% de los individuos respondió que sabía, previamente a padecerlo, lo que era un ictus cerebrovascular. Al ser interrogados sobre las fuentes en las cuales consultarían información para conocer más sobre el ictus cerebrovascular, respondieron lo siguiente: el 43% lo consultaría directamente con su médico, el 21% consultaría los folletos proporcionados por el hospital, el 21% consultaría internet, el 11% buscaría el consejo de sus amigos o familiares y el 4% buscaría información en libros o revistas. El 100% de los pacientes se definió como creyentes en una divinidad, siendo el 81% católicos, el 5% judíos, el 8% cristianos no católicos y el 6% creyentes sin pertenencia a ningún grupo religioso. El 68% de los individuos consideró que ser creyente le ayudaría en su recuperación. El 38% de los pacientes refirió que no consideraba relevante la rehabilitación física como parte importante en la recuperación de las secuelas del ictus. Un 46% de los pacientes consideró buscar terapias alternativas a su tratamiento, entre las que mencionaron las siguientes: acupuntura, herbolaria y homeopatía. El 53% de los pacientes refirió temor a tener un nuevo evento o a la muerte, el 28% temor a quedar con alguna discapacidad permanente y el 19% temor por el futuro de su situación económica (Tabla 2).

Tabla 2. Continuación del análisis descriptivo cuantificado

Variable Pacientes (n = 120)
¿Qué factores identifica como causantes del ictus?
 Estrés o situación emocional, n (%) 64 (53%)
 Enfermedad previa, n (%) 31 (26%)
 Hábitos higiénico-dietéticos, n (%) 6 (5%)
 Es cosa del destino, n (%) 12 (10%)
 Dios así lo quiso, n (%) 6 (5%)
 Desconoce la causa, n (%) 1 (1%)
¿Cuál sería su principal fuente de confianza para aprender sobre ictus?
 Internet, n (%) 25 (21%)
 Información de mi médico, n (%) 52 (43%)
 Folletos proporcionados por el hospital, n (%) 25 (21%)
 Libros y revistas, n (%) 5 (4%)
 Consejo de amigos y familiares, n (%) 13 (11%)
¿Sabía con anterioridad qué es un ictus cerebrovascular?
 Sí, n (%) 46 (38%)
 No, n (%) 74 (62%)
¿Es practicante de alguna religión?
 Católico, n (%) 97 (81%)
 Cristiano no católico, n (%) 10 (8%)
 Judío, n (%) 6 (5%)
 Creyente sin pertenencia a ningún grupo religioso, n (%) 7 (6%)
¿Considera que ser creyente le ayudará en su recuperación?
 Sí, n (%) 82 (68%)
 No, n (%) 38 (32%)
¿Está convencido de que la rehabilitación es importante para su recuperación?
 Sí, n (%) 74 (62%)
 No, n (%) 46 (38%)
¿Buscaría alguna terapia alternativa para su enfermedad?
 Sí, n (%) 55 (46%)
 No, n (%) 65 (54%)
¿Qué temores tiene después de haber padecido un ictus?
 Muerte o un nuevo evento, n (%) 63 (53%)
 Quedar con una discapacidad permanente, n (%) 34 (28%)
 Problemas económicos, n (%) 23 (19%)

Discusión

En nuestro estudio, la mayoría de los encuestados tenían un grado académico mayor, universitario o de posgrado. Únicamente el 18% de los pacientes reconoció de manera inicial sus síntomas como manifestaciones de un posible ictus cerebrovascular, similar a lo reportado por Díez-Ascaso (2011)9, quien lo reporta en un 17% en población española. En nuestro estudio solamente el 52% buscó atención de manera inmediata en un servicio de urgencias. Es importante también la observación de que un tercio de los médicos que atendieron de forma primaria a los pacientes, fuese en el departamento de urgencias o en consulta externa, falló en identificar los síntomas del paciente como atribuibles a un ictus cerebrovascular isquémico, en contraste con el mismo estudio referido, que reporta que el 96% de los médicos españoles de primer contacto fueron capaces de reconocer los síntomas como un ictus. La falla en el reconocimiento de las manifestaciones clínicas del ictus cerebrovascular, tanto en la población general como en los médicos de atención primaria, contribuye a un retraso en el tiempo de atención desde el inicio de los síntomas, lo que puede reducir en los pacientes la posibilidad de someterse de manera oportuna a un tratamiento de reperfusión cerebrovascular.

El 92% de los pacientes refirieron a su egreso que serían capaces de reconocer en el futuro los síntomas de un ictus cerebrovascular, lo cual puede deberse a que todos los pacientes reciben educación verbal y folletos informativos sobre la enfermedad durante su estancia hospitalaria; no obstante, un 8% de los pacientes refirió al egreso que desconocía aún los factores causantes del ictus, y hasta un tercio de ellos lo atribuyó a factores culturales como el destino o la voluntad divina. Asimismo, es notable que la mayoría de los pacientes preferiría hacer búsquedas informativas sobre el tema en fuentes diferentes a su médico tratante, y un 11% de ellos consideraba prioritaria la opinión de personal no médico, como familiares o amigos. Un 46% de los pacientes refirió también que buscaría terapias alternativas para manejar las secuelas del ictus cerebrovascular, entre las que destacaron la homeopatía, herbolaria y acupuntura.

El 71% de los pacientes que padecieron un ictus cerebrovascular isquémico requería de asistencia por otra persona para sus cuidados al momento del egreso hospitalario, y el 38% tendrían incluso que dejar de trabajar por las secuelas del ictus; no obstante, un 38% de los pacientes consideró que este programa de rehabilitación no era imprescindible para el manejo de sus secuelas y preferían evitarlo.

El 68% de los pacientes refirió que sus creencias religiosas le serían benéficas para su recuperación. La mayoría de los pacientes refirió algún temor hacia el futuro por su situación actual.

Conclusión

Como consecuencia de una falta de conocimiento sobre el ictus cerebrovascular, la mayoría de los pacientes con un ictus agudo en México pierden la oportunidad de poder recibir un tratamiento oportuno y, con ello, pierden la posibilidad de tener una recuperación óptima.

Las campañas de concientización sobre ictus tienen como objetivo educar al público sobre los signos y síntomas de un ictus y la importancia de buscar atención médica de inmediato. De igual manera buscan crear conciencia sobre los factores de riesgo de un ictus y alientan a las personas a tomar medidas para reducirlos. Estos programas se pueden encontrar en hospitales, centros comunitarios y otros lugares públicos y, a menudo, los llevan a cabo profesionales de la salud o voluntarios capacitados; por lo que es de vital importancia reforzar las campañas de educación pública, programas comunitarios e iniciativas para mejorar el acceso a una atención médica de calidad para la población y con ello disminuir el riesgo de discapacidad y muerte.

Financiamiento

Los autores declaran no haber recibido financiamiento para este estudio.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Responsabilidades éticas

Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.

Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.

Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.

Uso de inteligencia artificial para generar textos. Los autores declaran que no han utilizado ningún tipo de inteligencia artificial generativa en la redacción de este manuscrito ni para la creación de figuras, gráficos, tablas o sus correspondientes pies o leyendas.

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