Introducción
Los anestesiólogos desempeñan labores críticas antes, durante y después de la atención a los pacientes. Debido a que la administración de anestesia implica un cuidado crítico continuo, deben mantener un enfoque vigilante intenso y prolongado en el cuidado de los pacientes. Esto dicta que el anestesiólogo se encuentre en un estado de excitación fisiológica continua que, por definición, es estrés1.
El estrés lo podemos definir como la repuesta adaptable no específica del organismo a cualquier cambio, demanda, presión, desafío o amenaza2,3.
Los anestesiólogos son plenamente conscientes de las expectativas, e incluso de las demandas, de buenos resultados clínicos, incluso en circunstancias de alto riesgo.
Mientras que en la población médica la incidencia del estrés laboral es del 28%, en los anestesiólogos la incidencia es notoriamente más elevada, siendo del orden del 50% a nivel europeo y del 96% a nivel latinoamericano4,5.
A pesar de su conocimiento sobre los factores estresantes y de los riesgos para la salud que esto conlleva, los mismos profesionales generalmente no son conscientes de sus propios riesgos y hacen muy poco o ningún esfuerzo para combatirlos. El entorno ambiental donde el anestesiólogo se desempeña genera mucho estrés laboral, en donde existe un ciclo dinámico integrado por tres componentes, los cuales son: los factores estresantes que activan el ciclo, los filtros psicológicos que procesan esos factores y las respuestas cuando se lidia con ellos y sus efectos6,7.
Una característica fisiopatológica importante del estrés es que sin importar si este es físico, intelectual o psicológico, nuestro cuerpo siempre se moviliza por una reacción física generando una respuesta del sistema nervioso autónomo a través del eje hipotálamo hipofisario suprarrenal8,9. El estrés laboral se comporta bajo forma de un proceso dinámico y acumulativo generando una activación frecuente del ciclo del estrés, el cual desgasta paulatina y permanentemente los sistemas biológicos provocando estados nocivos para la salud10,11.
En cuanto a los médicos residentes de anestesia, el estrés laboral tiene profundas implicaciones para su bienestar, profesionalismo y atención al paciente. El bienestar de estos médicos está asociado con su capacidad de empatía y atención al paciente y se ha postulado que los factores estresantes de la residencia pueden contrarrestar los objetivos de la capacitación para promover el profesionalismo y la atención de alta calidad.
Material y método
Previa autorización por el Comité de ética local del Hospital General Dr. Manuel Gea González, con número 02-125-2020, se realizó el seguimiento de una cohorte, de tipo observacional, analítico, prospectivo y longitudinal donde se incluyeron a médicos con los siguientes criterios de inclusión: residentes de anestesia del hospital sede, de cualquier grado, género y edad, que aceptaran participar en el estudio. Se eliminaron los residentes con enfermedades cardiovasculares previas, asmáticos o que consumiesen medicamentos con efecto directo cardiovascular. Se excluyeron aquellos médicos que participaran en intubaciones de pacientes con vía aérea difícil previamente diagnosticada. La muestra fue por conveniencia.
El estudio consistió en medir signos vitales del médico residente antes y después de realizar la laringoscopia directa (LD). En las valoraciones pre-anestésicas se evaluaba la técnica que utilizar y si iban a requerir intubación endotraqueal.
Ya con el paciente en sala y monitoreados los signos vitales, el médico adscrito realizó la inducción anestésica intravenosa. Al mismo tiempo se le pidió al residente que tomara asiento durante cinco minutos. Después a este tiempo se colocó el baumanómetro digital en el brazo derecho y en el otro se instaló el oxímetro de pulso. Se tomó y registró la presión arterial (PA), la frecuencia cardiaca (FC) y la saturación de oxígeno (SpO2) marcados por cada dispositivo electrónico.
Para la medición de la PA y la FC se utilizó un baumanómetro electrónico marca OMron. Para la SpO2 un pulsioxímetro marca Riester.
Inmediatamente el residente se reincorporó a sus actividades laborales dentro de la sala a cargo del adscrito correspondiente. Los investigadores no participaron en el evento de la laringoscopia e intubación del paciente y estuvieron al lado observando la situación y pendientes de medir el tiempo de duración de la laringoscopia con ayuda de un cronómetro. Dicho tiempo siempre fue evaluado por los mismos investigadores y se empezó a cronometrar desde que el residente tomó el laringoscopio con la mano izquierda y finalizó cuando el residente introdujo el tubo endotraqueal completamente y retiró la hoja del laringoscopio de la boca del paciente, no fijaba el tubo y se volvía a sentar para tomar los signos vitales. Todos los resultados se anotaban en hoja de recolección realizada ex profeso, para su análisis.
En el análisis estadístico se utilizó frecuencias, porcentajes, mediana con amplitud de variación, y prueba de Wilcoxon, con nivel de significancia 0.05. Se utilizó el programa SPSS v. 27.
Resultados
Participaron 32 médicos residentes de diferentes grados, ninguno se eliminó del estudio. Con una mediana de edad de 27 (26 a 35) años, el 56.2% (18) fueron del género femenino. En cuanto el grado de residencia, el 50% fueron de primer año, el 31% de segundo año y el resto de tercer año (Tabla 1).
Tabla 1. Distribución de médicos residentes de anestesia de según grado y género
Hombre f (%) |
Mujer f (%) |
Total f (%) |
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Grado residencia | |||
Primero | 7 (21.8) | 9 (28.1) | 16 (50) |
Segundo | 4 (12.5) | 6 (18.7) | 10 (31.2) |
Tercero | 3 (9.4) | 3 (9.4) | 6 (18.7) |
En cuanto a las cifras de presión arterial media (PAM) de cada uno de los residentes, antes presentaron una media de 82 (76-87) mmHg y la PA después de la LD fue de 91 (83-98) mmHg (p = 0.000). En cuanto a la FC antes de LD fue de 81 (76-85) lpm, y después de la LD fue de 91 (83-98) lpm (p = 0.008). Con respecto a la saturación periférica de oxígeno, antes de la LD fue del 96.5% (96.1-96.8%), y después de la LD del 95.9% (96.2-95.6%) (p = 0.023) (Figs 1–3).

Figura 1. Presión arterial media (PAM) de los residentes antes y después de realizar la laringoscopia directa. Datos del Servicio de Anestesiología del Hospital General Dr. Manuel Gea González, 2020-2021.

Figura 2. Frecuencia cardiaca (FC) de los residentes antes y después de realizar la laringoscopia directa. Datos del Servicio de Anestesiología del Hospital General Dr. Manuel Gea González, 2020-2021.

Figura 3. Saturación periférica de oxígeno (SpO2) de los residentes antes y después de realizar la laringoscopia directa. Datos del Servicio de Anestesiología del Hospital General Dr. Manuel Gea González, 2020-2021.
En relación con el tiempo de realización de LD e intubación, fue una mediana de 0.89 s (20-120 s), sin que existiera diferencia estadísticamente significativa entre los diferentes grados de residencia.
Discusión
La meta del estudio fue describir cuáles son los cambios en la PA, la FC y la pulsioximetría en el residente de anestesiología antes y después de que realice la LD y la intubación, entendiendo a este procedimiento como un factor estresor habitual inmerso en la práctica diaria del anestesiólogo. Mucho se ha descrito acerca del estrés laboral que esta especialidad conlleva, afectando el estado de salud, el desempeño profesional e incluso la convivencia familiar, pero no se ha puntualizado sobre aquellos momentos relacionados con estrés agudo experimentados a diario por estos especialistas, ni tampoco ha sido estudiado en población en proceso de entrenamiento3,6.
Al analizar los datos recolectados en cada uno de los 32 médicos residentes, se encontraron resultados clínicamente y estadísticamente significativos respecto a cada variable hemodinámica.
En general se documentó un aumento en la PAM en los residentes evaluados, además de cambios en la FC y en la pulsioximetría con tendencias hacia la elevación y hacia la disminución o la neutralidad respectivamente.
Estos hallazgos se correlacionan con lo documentado en la bibliografía, donde se describe que hasta el 75% de los residentes tienen enfermedad hipertensiva y el 68% exhiben estrés clínicamente significativo2. En nuestro estudio los médicos residentes evaluados presentaron elevación de cifras tensionales después de la laringoscopia, situación que se va presentar de manera continua por lo menos 20 años de su vida profesional.
Misioleck3 refiere la presencia de variabilidad en la FC antes del inicio del trabajo y durante el desarrollo de este, situación que se corrobora en nuestro estudio.
Respecto a lo descubierto en los cambios de la pulsioximetría, es un hallazgo interesante que puede reflejar modificaciones en el patrón ventilatorio del residente relacionados con el momento de realizar una laringoscopia. No obstante, se debe profundizar al respecto para obtener resultados más concretos y específicos.
Existen muchos otros factores asociados que también pueden contribuir a los cambios hemodinámicos documentados. Por ejemplo, el horario de la toma de los signos vitales, el cansancio físico del médico residente, factores psicológicos y motivacionales asociados, la falta de experiencia y la presencia de patologías previas predisponentes, entre otros8,9,11.
En cuanto al consumo de sustancias, no se indagó profundamente acerca de hábitos tóxicos, aunque en el momento del estudio un residente confirmó haber fumado esa mañana y cuatro residentes afirmaron haber tomado café previamente, sin embargo, al momento del análisis esto no interfirió en los resultados.
Este estudio es un preliminar de que se deben realizar muestras más grandes y en diferentes hospitales, evaluando realmente el grado de estrés que maneja el médico residente de anestesia, que en este caso solo se evalúo el momento de la LD, que es un procedimiento inicial y cotidiano de nuestra especialidad. Habrá que valorarlo en otros escenarios.
La literatura internacional refiere varios síndromes relacionados con el estrés laboral3,5,6,8,11 y cómo el médico anestesiólogo se ha ido adaptando a trabajar bajo esta situación, sin embargo, al tiempo tendrá impacto importante en mermar su salud.
Conclusión
Existen cambios significativos en la PA y FC con tendencia a aumentar y en la SpO2 con disminución de esta después de la LD en los médicos residentes de anestesia.
No hay diferencias en cuanto a edad y género de los médicos residentes.
En cuanto el tiempo de realizar la laringoscopia, no existió diferencia estadísticamente significativa con respecto al grado académico de los residentes.
Falta realizar estudios con mayor número de muestra y en diferentes tipos de hospitales.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener conflicto de intereses.
Financiamiento
Los autores declaran no haber recibido financiamiento alguno.
Responsabilidades éticas
Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.